Un ataque cibernético es cualquier intento malicioso de acceder, dañar, robar, interrumpir o destruir sistemas de información, redes, o dispositivos digitales mediante medios electrónicos para comprometer la seguridad de una organización o de una persona.
En 2023, el crecimiento de los ciberdelitos fue de 144%, y, en lo que va del 2024, ya se ha rebasado esta cifra. La ciberseguridad es cada vez más relevante para proteger sistemas informáticos. El sector del transporte también ha sido víctima de estos delitos pues después de la pandemia aumentaron 40%.
El año pasado 60% de las empresas mexicanas sufrieron ciberataques; en Europa, los operadores de transporte fueron el segundo sector más afectado. Se prevé que para 2025 los ataques a las cadenas de suministro se tripliquen, impactando al 45% de las empresas a nivel mundial.
Algunos tipos de ataques comunes:
Phishing: engañan a los usuarios para que revelen información confidencial (contraseñas o datos financieros) mediante correos electrónicos o sitios web falsos que parecen legítimos.
Malware: es un software malicioso diseñado para dañar, interrumpir o robar información de un sistema. Incluye virus, troyanos, spyware, entre otros.
Ransomware: Un tipo de malware que cifra los datos de un sistema y exige un rescate para liberar la información secuestrada. En América Latina uno de cada seis ataques de ransomware interrumpió la producción o entrega de productos, causando daños de cientos de millones de dólares.
Riesgos y amenazas
Manipulación de datos: es el mal manejo de información sobre inventarios, rutas de envío o datos de clientes puede llevar a decisiones operativas erróneas o fraudulentas.
Robo de información sensible o confidencial: los datos sobre productos, clientes, proveedores o información financiera pueden ser extraídos y utilizados para fraude, extorsión o competencia desleal.
Interrupción del servicio: es la interrupción de los sistemas críticos de gestión de inventarios, transporte y seguimiento de mercancías afecta la eficiencia operativa y la productividad de la organización. En 2017, la compañía Maersk sufrió un ataque conocido como NotPetya que interrumpió algunas operaciones durante semanas y costó a la empresa cerca de 300 millones de dólares.
Principales estrategias de protección
Capacitación: informar a los empleados, clientes y proveedores sobre prácticas seguras y concienciar sobre los riesgos puede reducir significativamente la vulnerabilidad.
Implementación de medidas de seguridad robustas: esto incluye firewalls, antivirus actualizados, autenticación multifactor, cifrado de datos y auditorías de seguridad regulares, así como sistemas de detección y prevención de intrusiones.
Monitoreo continuo: invertir en sistemas de análisis y monitoreo de seguridad que alerten sobre comportamientos anómalos o intentos de acceso no autorizados. Un seguimiento constante de las redes y sistemas permite detectar amenazas en tiempo real y responder de manera oportuna.
Respaldo seguro de datos: realizar respaldos periódicos de datos críticos y almacenarlos de manera segura fuera de línea o en ubicaciones protegidas.
Auditorías y cumplimiento de normativas: cumplir con estándares y regulaciones de seguridad pertinentes y realizar auditorías para asegurar el cumplimiento.
Con un robusto sistema de tecnología y alianzas con expertos, ED Forwarding cuenta con un equipo humano especializado para implementar protocolos de prevención y seguridad, así como capacidad de recuperación ante incidentes para blindar y proteger sus operaciones, garantizando la satisfacción de sus clientes.